Aprende a callar y escuchar.
Reconoce que, por tu privilegio, tu voz ha sido más escuchada que las de otres. Decídete a guardar silencio un tiempo para aprender cosas que hasta ahora ignoras.
Habla cuando es incómodo.
Ya aprendiste sobre las injusticias que originan los privilegios: no te lo quedes para ti, compártelo con otres y enfrente la desigualdad y la violencia aunque vengan de personas que quieras.
Conviértete en activista.
El privilegio implica una voz más escuchada que otras, úsala para hacer notar las desigualdades que afectan a ciertos grupos y exige que esto cambie.
Pregunta y recibe.
Acércate con tus amigues y pregunta: ¿en algún momento has sentido que hago mansplaining? ¿expresiones en mi vocabulario son ofensivas? ¿esccho suficiente las voces de otres? SI lo que te responden no te gusta, trabaja en cambiarlo.
Pen$semo$ en dinero.
Dona a organizaciones que trabajen contra las desigualdades. Replantéate lo que le pagas a tus subordinados (de tenerles). Apoya negocios pequeños de grupos minoritarios. Si está en tus manos, procura diversidad en tu área laboral.
Participación política
Quizás tu manera de votar y exigir a las autoridades siempre ha sido para velar por tus propios intereses. Piensa en un cambio: que tu participación política se oriente a combatir las desigualdades.
