Es la creencia de que ser heterosexual y cisgénero y alinearse a los roles de género es natural, deseable y normal. Por lo tanto, desde esta perspectiva, todo lo que no se alinea a estos preceptos debe ocultarse, disimularse o suprimirse.
¿Solamente las personas hetero/cis están heteronormades?
No, todes crecimos en un mundo heteronormado, por lo tanto, aprendimos esta ideología. Sin embargo, informarnos y ser sensibles ante la diversidad nos lleva a iniciar un proceso de deconstrucción y replanteamiento de nuestros valores.
Hay muchas personas LGBT+ que muy en el fondo siguen creyendo que, a pesar de su orientación sexual o identidad de género, deben alinearse a lo que la mayoría considera “normal”.
Pero… ¿está mal ser hetero/cis o disfrutar de ser masc/fem?
¡Claro que no! Si eres un hombre y te nace amar el fútbol o una mujer y te enloquece usar tacones, ¡vas! La cosa es que a veces creemos que es obligatorio ser así y reprimimos u ocultamos partes de nuestra persona para encajar en lo que se considera “normal” y eso nos lastima.
De igual forma, a veces sin darnos cuenta, ejercemos violencia contra las personas que no se alinean a los preceptos de la heteronormatividad.
O sea… ¿la violencia heteronormativa existe en la comunidad LGBT+?
Dentro de la comunidad LGBT+ hay actos de violencia motivada por la heteronormatividad: es común ver en apps de ligue frases como “solo discretos”, “no afeminados” o “mujeres femeninas solamente”.
Este tipo de frases refleja que culturalmente consideramos superior lo que se parece a lo heterosexual y se alinea a los roles de género y rechazamos lo que es distinto a eso.
¿La heteronormatividad me limita para vivir más felizmente?
¡Súper sí! Muchas veces tenemos ganas de explorar nuestra sexualidad, jugar con nuestra forma de vivir el género o deshacernos por completo de ideas que aprendimos en el pasado, pero el buscar alinearnos a lo heteronormado no nos lo permite.
Quizás sabes que te verías pésime con las uñas pintadas, que te sentirías más cómode sin depilarte o que quieras besar a tu pareja libremente en la calle, sin embargo, no te atreves a hacerlo porque sería desobedecer reglas implícitas de la sociedad.
¿Y por qué, en pleno siglo XXI seguimos obedeciendo estas normas?
Porque la heteronormatividad premia a quienes se alinean a sus preceptos: hay privilegios que se obtienen cuando nos vemos, comportamos y expresamos como la sociedad nos indica que debemos hacerlo.
Es más fácil conseguir trabajos, parejas, seguridad, prestigio y otras ventajas si nos apegamos a lo que el sistema nos exige.
¿Y para qué romper con la heteronormatividad?
Para muches no es opción: vivir sus identidades, orientaciones y personalidades reales implica romper con el sistema heteronormativo.
Destruir la heteronormatividad es garantizar que todas las personas podamos ser quienes somos sin miedo ni vergüenza.