por Luis Ruiz

Holi, bienvenides a ¿Todo bien en casa?, un espacio de Abrazo Grupal en el que miramos al mundo, bien malito de su heteronormatividad, y le preguntamos de qué forma podemos ayudarle.
Hablemos del internet: ese mágico espacio en el que convergen los videos de gatitos, las teorías de conspiración de Paty Navidad, los videoblogs de familias con bebés adorables y sí... también mucha oscuridad y odio.

Los espacios virtuales, sobre todo las redes sociales y los foros de discusión, se han convertido en campos de batalla de una "guerra cultural" en la que han proliferado los discursos de odio y las expresiones violentas hacia personas cuyas identidades son constantemente vulneradas.
Lo impactante es que estos discursos no vienen solamente de los sospechosos comunes (véase fans de Maradona enojados porque les dijimos que su ídolo no es un santo por más bonito que pateara el balón), sino de personas bienintencionadas que también están en el camino de la lucha por los derechos humanos.
Y sí, quienes creemos en un mundo distinto al actual tenemos diferencias sustanciales entre nosotrxs, nos basamos en teorías distintas, tenemos experiencias que contrastan entre sí, hablamos y escribimos desde lo que nos duele y conmueve (que para cada unx es distinto), pero no podemos dejar que eso nuble nuestra empatía y nos haga ser violentxs e invalidar la experiencia de quienes, antes que cualquier debate teórico, necesitan ser escuchadxs.
Algo que abunda en estas "discusiones" sobre los derechos de las personas LGBTQ+, las mujeres, las poblaciones migrantes y muchos otros grupos afectados por las desigualdades, es lo que en inglés se conoce como othering (no hemos encontrado una traducción al español que nos resulte convincente).

Cuando hablamos de othering es para hacer referencia a la acción de considerar o representar a una persona o grupo de personas como quienes no son “unx de nosotrxs” o “parte del club” y, por lo tanto, menos merecedores de respeto y dignidad que nosotrxs.
Esto ha llegado a extremos cuando, como ahora, se han propagado discursos que pintan como “el enemigo” a personas o grupos sociales minoritarios, para justificar acciones que, de alguna forma, les perjudican. Porque claro, cuando existe unx villanx en la historia, ¿quién abogaría por defenderle? ¿Quién, en su sano juicio, hubiera peleado por mejorar las condiciones de vida de Cruella DeVil o asegurarse de que se le diera un trato justo a Lex Luthor?
Pero convertir a un grupo vulnerable en "lxs villanxs de la historia" puede tener consecuencias catastróficas. A lo largo de los siglos hemos visto en múltiples ocasiones evidencia contundente de lo peligroso de ver a ciertos grupos como “la otredad”.
Por ejemplo:
en muchas partes del mundo se pintó a las mujeres como menos inteligentes que los hombres para justificar la prohibición de su derecho al voto y limitar su poder.
durante la epidemia del VIH/SIDA, se creó la idea de los hombres homosexuales como responsables de la crisis y personas peligrosas, aumentando el estigma alrededor de las identidades LGBTQ+ y justificando la inacción de los gobiernos del mundo, que permitían que las personas murieran de SIDA de manera masiva.
en la elección de 2016, el muy pronto expresidente de los Estados Unidos, D*nald Tr*mp, pintó a lxs mexicanxs como violadorxs y criminales para justificar sus inhumanas políticas migratorias.

Actualmente, basta revisar las noticias para notar cómo siguen siendo replicados discursos que profundizan el sentido de “otredad” y pintan como “enemigues” a ciertos grupos vulnerables:
los noticieros y periódicos más populares pintan a las mujeres feministas que se manifiestan contra los feminicidios y la violencia de género como "terroristas" y "radicales irracionales", mientras las autoridades siguen ignorando sus exigencias y minimizando la situación crítica que se vive en el país.
los grupos antiderechos que se venden como "provida" y "profamilia" se han inventado grandes villanos más poderosxs que Thanos y Ultron combinados, a quienes han nombrado el "lobby gay" y la "ideología de género", disfrazando así su violencia LGBTfóbica como "resistencia" y "defensa de los valores".
muchxs jóvenes se han creído teorías conspiratorias que hablan de grandes grupos de "poder detrás del poder" que buscan imponer un "nuevo orden" de cosas evidentemente inexistentes como el sexismo inverso, la heterofobia y el racismo inverso.
ciertos grupos (llamados de manera muy creepy como "alianzas") LGB y feministas han pintado a las personas trans y no binaries como "personas peligrosas" y "malintencionadas", difundiendo una violenta y radical transfobia.
Esta técnica ha sido frecuentemente utilizada por grupos antiderechos para justificar acciones que afectan, disminuyen o eliminan los derechos de un grupo social minoritario.
Por ejemplo, las personas migrantes son nombradas “amenazas” por ciertos gobiernos para justificar medidas violatorias de sus derechos humanos y muchos grupos antiderechos han difundido la mentira (se ha comprobado una y otra vez que no hay hechos que le sustenten) de que cuando las personas trans utilizan los baños que corresponden con su identidad de género ponen en riesgo a alguien.
Y el problema del othering es que es una estrategia de venta y propaganda muy efectiva, muchísimas personas bienintencionadas y con preocupaciones legítimas terminan adoptando posturas radicalmente violentas por esta idea de que lx "enemigx a vencer" es un grupo vulnerado.

Deshumanizar a otros grupos, aunque la intención detrás de ello pueda parecernos válida, resulta en violencia, sufrimiento y odio. Apostar por un concepto amplio del “nosotrxs”, en lugar de un pensamiento de lucha tribal, nos llevará a construir una sociedad en la que quepamos todes sin excepción.
Una alternativa al othering es la escucha: porque los libros contienen verdades y la teoría es fundamental para el crecimiento y la solidez de las causas sociales, pero nunca pueden sustituir la experiencia de escuchar a lxs otrxs, conocer sus experiencias, su sentir, sus necesidades y su realidad. Mientras sigamos creyendo que lx otrx a quien no entiendo ni conozco es mi enemigx y no escuchemos las verdades ajenas, poco podremos hacer para parar esta "guerra" que nos lastima profundamente a todxs.
Nos leemos la próxima semana.