Por Natzahuatza.

Dicen algunos por ahí que la palabra con C ha venido a arruinar el romanticismo, que ya no se pueden tener momentos espontáneos que mantengan el amor vivo y emocionante y que esta palabra ha sido mal entendida, sobreexplotada y que por supuesto aplica para casos de violac*on, pero ellos no son violad*res entonces deberían poder hacer como que no existe.
Hablamos por supuesto del consentimiento.
Tristemente, muchas personas todavía creen que solo necesitan consentimiento para poder p*netrar a alguien y aunque en ese escenario es importante y fundamental hay muchos otros donde también es necesario, pero por algún motivo se minimiza o se ignora por completo.
Besos robados.
“¿Se acuerdan de la época antes de que lxs progres arruinaran la coquetería y el romanticismo? ¿Cuando robar un beso era una manera de querer bonito y no un acto violento?
Pues no José Luis, robar besos siempre ha sido un acto violento.
“¿Y qué hacemos ahora? ¿Vamos a tener que preguntar si le podemos dar un beso a alguien? ¡Eso mata el mood!”
Efectivamente, se pregunta antes de hacer, y el único motivo por el que puede “matar el mood” es porque no estamos acostumbradxs a pedir consentimiento de manera regular, lo cual es terrible. Empecemos a normalizar el pedir consentimiento en nuestras interacciones, ¡el consentimiento es sexy!
Quizás te interese: Hablemos de mansplaining, una práctica tóxica y violenta.
Abrazar, tocar, besar el cuerpo de lxs niñxs.
Lxs niñxs son dueñxs de su propio cuerpo y ellxs pueden decidir cuáles interacciones físicas quieren tener y cuáles no. Está demasiado normalizado creer que la niñez es espacio público y que tenemos derecho de tocarles, besales o exigir que nos abracen o besen aunque no quieran hacerlo.
Puede venir desde un lugar lleno de amor, pero es importante recordar que nadie tiene derecho a hacer nada con el cuerpo de otra persona, sin importar su edad.
Tocar la panza de las mujeres embarazadas.
De manera similar a lxs niñxs, pareciera que una vez que una mujer está embarazada se convierte en propiedad de todxs. El embarazo, el parto y todo lo que estos conllevan son procesos sumamente íntimos, por lo que deberíamos pedir permiso antes de preguntar o de dar consejos.
Pero por encima de todas las cosas, pregunten antes de tocar la panza de las embarazadas. No a todas les gusta y no todas quieren que tú las toques Pregunta y si ella accede, hazlo; si no accede no hagas drama ni la taches de nada, está en todo su derecho de negarse al contacto físico.
Quizás te interese: Todo lo que debes saber sobre el uso del condón.
Alguna práctica en el s*xo que no se haya discutido antes.
¿Ya se acordó que va a haber un encuentro sexual? ¿Ese acuerdo se hizo de manera consensuada y entusiasta? ¡Genial! A darle.
¿De pronto se te antoja probar algo que no se habló o se consensuó antes? ¿Una nalgada, una práctica diferente, el uso de algún juguete o prop? Se tiene que preguntar. “Pero es que otra vez se va a morir el mood”. Pues si así de frágil es el “mood” entonces hay otras cosas que revisar, pero no se puede asumir que porque se accedió a una práctica se accederá a lo demás. Dejemos de lado el mito de que durante el s*xo toda la comunicación tiene que ser telepática y no debemos hablarnos.
Dar tu opinión sobre el cuerpo de otrxs.
Apliquemos la regla de los 30 segundos: si lo que vas a comentar sobre el cuerpo o apariencia de la otra persona no se puede arreglar en 30 segundos NO LO DIGAS. A menos que explícitamente se te pida tu opinión sobre otras cosas como la ropa, el peinado, el cutis, el peso, etc. NO LA DIGAS.
Aunque creas que es un cumplido, aunque creas que es para ayudarle, aunque venga con las mejores intenciones, NO LO DIGAS. No sabes la relación que tiene la persona con su imagen y lo que puedes provocarle así que mejor evítalo.